“Que mi nombre no se borre de la historia”

Eva Gruss
Fotografía: Eva Gruss Quinzano

MARÍA MÁRQUEZ, Madrid

Cada mañana los autobuses de la línea 106 pasan por delante del cementerio de La Almudena.  A esas horas sus ocupantes habituales suelen ser jóvenes que van a la Universidad Rey Juan Carlos. Miran por la ventana sin sorprenderse de las vistas. El cementerio de La Almudena se ha convertido en uno de los elementos de su vida desde que comenzaron a estudiar. Habrá entre ellos alguno que conozca un poco de su historia, que quizás sepa que Pablo Iglesias o Lola Flores están enterrados allí. Seguro que todos ellos saben, aunque sea de oídas, quienes fueron las Trece Rosas y, con suerte, se acuerden de ellas cada mañana al mirar por la ventana. Ellas fueron trece jóvenes de entre 18 a 29 años, catorce sumando a Antonia Torre Yela. Al poco de terminar la Guerra Civil fueron llevadas a la cárcel de mujeres de Ventas, de donde fueron sacadas el 5 de agosto de 1939 para ser fusiladas. El lugar de la ejecución fue el cementerio de La Almudena.

Desde 1988 hay una placa en el cementerio recordándolas. Las Trece Rosas fueron: Carmen Barrero Aguado, Martina Barroso García, Blanca Brisac Vázquez, Pilar Bueno Ibáñez, Julia Conesa Conesa, Adelina García Casillas, Elena Gil Olaya, Virtudes González García, Ana López Gallego, Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas, Victoria Muñoz García y Luisa Rodríguez de la Fuente. Ellas no fueron las únicas mujeres que fueron asesinadas allí por el régimen franquista. En total unas 78 mujeres salieron de las prisiones madrileñas de Ventas y de Claudio Coello para ser silenciadas en las tapias del cementerio.

Victoria Kent ideó la cárcel de las Ventas pensando en facilitarle la vida a las presas españolas. La que fue la primera directora general de Prisiones de España y compañera de Clara Campoamor como las dos primeras mujeres diputadas de España, pensaba que “la mujer delinque poco, pero sufre un castigo mil veces más duro que el hombre. Yo he visto cárceles de mujeres y son un horror. Primero arreglar cárceles para mujeres; mi criterio es de absoluta igualdad”.

La cárcel de Ventas fue inaugurada en septiembre de 1933, cuando Victoria Kent ya había dimitido de su cargo de directora. La cárcel fue pensada por el arquitecto Manuel Sainz de Vicuña Camino buscando la luz. Diseñó terrazas para que las presas pudieran tomar el sol con sus hijos y creó un departamento para las mujeres con niños. La encargada de regir la cárcel fue la Sección Auxiliar Femenina del cuerpo de Prisiones, formado por mujeres con altas calificaciones, rompiendo así con la tradición de que las cárceles femeninas fueran llevadas por congregaciones religiosas.

El deseo de Victoria Kent fue impedido por la Guerra Civil  La Guerra Civil y el posterior régimen. La prisión pasó a ser un almacén de reclusas hacinadas dentro de las instalaciones. Los niños fueron los más perjudicados, las condiciones higiénicas ocasionaron que muchos de ellos fallecieran en la prisión mientras cumplían conjuntamente la condena de sus madres.

Gracias a mujeres como la socialista María Lacrampe la situación de los menores mejoró, con la creación de una enfermería de niños, llevada por presas con altas cualificaciones en el campo de la medicina. También fue relevante la labor de las maestras, las cuales crearon la “Escuela de Santa María” para enseñar a las menores y a los niños. A su vez, la pedagoga Justa Freire  se  hizo cargo de la escuela de adultas.

Hoy en día, no queda nada de la cárcel de mujeres de Ventas. En su lugar, desde 1973 se sitúa un parque infantil y una serie de edificios de viviendas. Hasta 2012 no había ningún tipo de recuerdo a las mujeres que allí estuvieron, año en el que la Asamblea 15 M de la Plaza Dalí instaló una placa en homenaje a las presas políticas. Esta placa ha tenido que ser repuesta en varias ocasiones tras sustracciones de la misma o pintadas en ella.

Cuando Ahora Madrid llegó al Ayuntamiento de Madrid, en el distrito de Salamanca, dónde estaba la cárcel, se realizó una asamblea vecinal para ver los intereses de los residentes. En ella, varios vecinos expresaron su deseo de recuperar la memoria de las mujeres de la cárcel. El concejal de este barrio, Pablo Carmona expresa que “La idea surge un poquito antes de que lleguemos al ayuntamiento de Madrid, que empiece la legislatura, con una propuesta de la asamblea del 15 M del distrito. “ Pablo Carmona se refiere a la creación de una página web sobre la prisión de Ventas. Página web que ya está a disposición del público. Gracias a ella se puede ver la historia de la prisión, testimonios de antiguas reclusas, todo acompañado por un gran número de fotografías.

La página web se ha construido gracias a la iniciativa ciudadana. “Gran parte de las ideas y del trabajo que ellos venían haciendo es el que, de alguna manera, hemos amplificado y dado forma más institucional”, dice Carmona. También han contado con la ayuda del historiador Fernando Hernández, doctor de la Universidad Complutense de Madrid, quien realizó su tesis doctoral acerca de la prisión.

Captura

“Las mujeres que pasaron por la prisión de Ventas en algún momento de su historia se han preocupado de dejarnos su testimonio. A ellas, como homenaje, está dedicado este portal.” Este pequeño texto es lo que se puede leer al entrar en el apartado testimonios, junto a las fotografías de antiguas presas y sus historias personales. “Era importante rescatar las biografías porque de esa manera también ves el tipo de vidas que había dentro de la cárcel. Un problema de la historia, que muchas veces ocurre, es que cuando se habla de historia de mujeres, mujeres equivale a todas las mujeres que estuvieron allí. No hay diferencias.” No todas compartían el perfil ideológico de la mayoría de ellas, algunas no tenían ideas políticas y fueron encarceladas por relacionarse con personas de perfil político.

Además de la página web, el Ayuntamiento quiere acercar la historia a los jóvenes. De ahí que tengan pensando la instalación en el parque, donde estuvo la cárcel, de una serie de figuras de cerámica con fotografías en bajo relieve acerca de la prisión. “Se van a ir poniendo en el parque para que cuando cualquier persona pase por allí vea personajes. En esas figuras va a venir un código QR para que al pincharlo se pueda ver en el móvil o en una tablet la página web, tener toda la información lo más a mano posible.”

Julia Conesa, una de las Trece Rosas, poco antes de morir, dejó para el recuerdo la siguiente cita: “que mi nombre no se borre de la historia”.

 

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